Irene Villa (España)
“Perdono a los terroristas que quisieron matarnos, a mi madre y a mí, cuando yo tenía 12 años.
Aquella bomba nos amputó piernas y brazos... pero nuestro corazón quedó puro, sano, fuerte, sin las heridas terribles del odio. No dejaremos ninguna herencia de rencor a nuestros hijos.”